martes, 19 de mayo de 2009

HOY BRILLA UNA ESTRELLA MÁS EN LA CONSTELACION DE ORION.


HOY BRILLA UNA ESTRELLA MÁS EN LA CONSTELACION DE ORION.

Eran las 11 de la mañana del martes, cuando recibí una llamada de Ara. Me extrañó muchísimo. Lo primero que me preguntó fue que como estaba. Yo le contesté que bien. -Entonces no te has enterado, me dijo. No hizo falta que me dijera nada más. Sabía a que se refería. Antonio Vega había muerto. No pudimos hablar mucho, quedamos en que la llamaría mas tarde. Estaba en la oficina, y tuve que retener mis lágrimas. Un nudo en el estómago se apropió de mí.

Vosotros que me conocéis, sabéis lo que ha significado Antonio Vega en mi vida. Era (es), alguien más que un cantante. Innumerables veces os he hablado de su música. Muchas veces me habéis preguntado si lo conocía. No, no puedo decir que lo conocía, pero si puedo decir que he compartido momentos inolvidables, llenos de magia, de sensibilidad, cerca de él.

Quería compartir con los que formáis parte de mi vida, mi sentimiento de orgullo y de sentirme tan afortunado por haber hecho de la música mi compañera de viaje, y en el que Antonio Vega, ha sido principal protagonista.

Antonio Vega, arquitecto de las palabras, hipersensible, que me ha tocado tantas veces el corazón, el alma, la piel. El que me dio un empujoncito para buscar “el sitio de mi recreo” y me da fuerzas para resolver “la incógnita que aún falta por despejar”. De vez en cuando bebo del “elixir de juventud” que me recetó ya hace bastantes años, que es el que no me permite que olvide que la “lucha de gigantes” es diaria, pero que la magia reside en “una décima de segundo”.

Silencio, que habla Antonio Vega. Si, verdaderamente era así. No he estado en ningún concierto, donde se admirara y se respetara al artista tanto como a Antonio. De su voz, tímida, se desprendían ángeles en forma de canción que hacían estremecer.

Tantas cosas me ha dado Antonio Vega y su música. Aún recuerdo el primer concierto al que fui, en la sala Bikini allá por el año 2003. Era el primer contacto con la que quizás es la parte de mi vida que más guardo como un tesoro. Antonio Vega, no solo ha sido música. Gracias a él he conocido a muchísima gente que tengo en mi corazón y con la que he compartido momentos que difícilmente olvidaré.

Pienso en Ara, muchos de vosotros me habréis oído hablar de ella, incluso algunos la conocéis. Ha sido la persona con la que más he compartido momentos junto a Antonio, hasta llegar al punto de que con solo mirarnos, sabíamos lo que estaba sintiendo uno y otro. Eso, os lo aseguro, no tiene precio. Cuantos kilómetros hemos compartido, cuantos aeropuertos, cuantos momentos después de los conciertos en los camerinos junto a Antonio y su banda, cuantas noches por Madrid, (que emocionante fue entrar al “Penta” por primera vez). Todo ello se convirtió ya desde entonces, en una sólida amistad que aun hoy perdura, y que durará siempre. Y tanta otra gente que he conocido en el camino.

El martes al llegar a casa, lo primero que hice fue ir en busca de una dedicatoria que me hizo Antonio hace unos años “Alberto, seguiremos en ruta, un abrazo”. La tengo como un tesoro. Sin duda, aunque Antonio se halla ido, allí, cerca de las estrellas, donde podrá estudiarlas mejor, su música sigue en ruta, en mi ruta de la vida, como la de tanta gente. Porque sus canciones se han quedado aquí, para poderlas disfrutar, para sentirme aun más afortunado por haberme cruzado con sus letras, con su sensibilidad. No con su tristeza, porque no transmiten eso, sino hipersensibilidad, como el era. Capaz de mostrarte en una canción paisajes, caminos, a veces irreales, pero que “dejándote llevar por la imaginación, cerrando los ojos, hace que divises infinitos campos”. Y vaya que si me dejé llevar, y muchos nos dejamos llevar.

La última vez que me dejé llevar por Antonio fue el 21 de febrero, en la Sala Luz de Gas de Barcelona. Ya hacía casi 1 hora que había acabado el concierto. La calle estaba solitaria. Ese día no pude entrar a camerinos. No creía que iba a ver a Antonio ese día, simplemente estaba charlando con Celsa. No se si sería el destino que quería que nos viéramos esa noche, el caso es que fuera de agobios de gente ya que todo el mundo había marchado, Antonio salió por la puerta, y pude compartir 5 minutos con el y hacerme la última foto. Quien iba a pensar, hace escasamente 3 meses.

La música de este país, a perdido a uno de los grandes. De su puño y letra se creó la que está considerada la mejor canción del pop rock nacional, Chica de ayer. Ahí es nada. Pero su legado es muy grande y MARAVILLOSO, con mayúsculas, y con ello es con lo que me quedo, con todo lo que me ha transmitido y me ha permitido experimentar en los últimos años. Grande Antonio Grande.

Antonio se ha ido a reencontrarse con Marga, allí, en la constelación de Orión, donde ella le espera hace unos años.


TUVE QUE CORRER, CUANDO LA VIDA DIJO “VE”.
NO HUBO MANERA DE PARARME.
CORRER QUE FUE VOLAR, BEBER DE UN SOLO TRAGO TODO EL MAR
Y NO SACIÓ MI SED EL AGUA.

Y Antonio corrió.